jueves, 16 de octubre de 2008

"Tenemos dos fuerzas que nos ayudan a vivir: el olvido y la esperanza" Vicente Blasco Ibáñez

Biografía

Blasco Ibáñez, Vicente (1867-1928), novelista español nacido en Valencia, que fue un autor muy popular, durante el primer tercio del siglo XX, tanto en Europa como en Estados Unidos.
En sus años de juventud se adhirió al movimiento republicano y fue editor del diario antimonárquico El Pueblo. En 1896, fue arrestado por sus actividades políticas y condenado a dos años de trabajos forzados. Blasco Ibáñez fue posteriormente (1898-1907) diputado del Partido Republicano en el Parlamento español.
Sus novelas se caracterizan por las descripciones coloristas y realistas de la vida en su Valencia natal y adquirieron más fama fuera de España que en su propio país. Amigo del escritor Benito Pérez Galdós y del pintor Joaquín Sorolla, su estilo está más cerca del realismo-naturalista que del modernismo, al que correspondería por cronología. Su primera obra de éxito fue La barraca (1898), una novela que denunciaba la injusticia social en la huerta valenciana. Otras de sus obras de carácter regional son Cañas y barro (1902), ambientada en la Albufera de Valencia, La Catedral (1903), en la que la influencia de Zola es indudable, y Sangre y arena (1908), novela sobre el mundo de los toros con la que consiguió fama universal, y fue llevada al cine en varias ocasiones. Su obra más famosa, Los cuatro jinetes del Apocalipsis (1916), se ocupa de diversos temas filosóficos y culturales y a partir de ella se han realizado varias películas muy conocidas.


Don Vicente:

Hace años, muchos años ya, pude disfrutar de su obra "La Araña Negra" en la que deja plena y rigurosa constancia histórica de la acción de los Jesuitas en España al comienzo del siglo XIX. Aquí se corresponde el que son los libros los que te encuentran porque mi padre, el mejor republicano que haya conocido nunca, siempre fue mi crítico con esta orden religiosa, y después de un coloquio monógrafico sobre este tema transmitido en TV, me documenté y apareció el libro, éste su libro, que le regalé primero a mi padre y posteriormente me lo pasó, teniendo así la oportunidad de comentar e intercambiar impresiones con él a medida que lo iba leyendo.

La frase de hoy, su frase D. Vicente, ésa tan contundente que, desde mi punto de vista, podría considerarse como una verdad universal en la que propone el olvido como medicina para paliar el sufrimiento que nos producen los sinsabores del camino de la vida, aunque la posología no sea igual para todos los enfermos. En ese desfase hasta la total curación, Vd. D. Vicente ¿propone otro placebo?: la esperanza. La esperanza ¿para qué? ¿para una posible rectificación de las causas a olvidar? ¿esperanza en que no nos mermen las fuerzas físicas y mentales para seguir adelante? ¿o sólo esperanza para seguir esperando esperanzados? No se olvide Vd. que la esperanza es una de las tres virtudes teologales "infusas por Dios en nuestra alma" D. Vicente. Demasiadas contradicciones,compruebo al fin después de razonar mis razonamientos.

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