lunes, 19 de noviembre de 2012
LOS FANTASMAS
Regresaba, al fin, de su largo exilio laboral.
A pesar de hacerlo de manera triunfal, a modo de prueba conseguida, los fantasmas del pasado la seguían persiguiendo…
Tuvo la certeza aquella noche en la que vehementemente confesaba sus planes de futuro en una velada informal entre amigos. Se sentía muy afortunada ya que, gracias a su esfuerzo y espíritu ahorrador, su situación económica le iba a permitir vivir holgadamente a pesar de la demoledora crisis que se respiraba en todos los ámbitos sociales.
Se había acostumbrado a efectuar al menos un gran viaje al año para así rememorar los tantos que hiciera en su compañía y más concretamente el último a Canadá, un año antes de que la abandonara. Ahora seguiría recorriendo países lejanos en su ansia de alejarse de su persona, aunque, y así lo había experimentado siempre en todos y cada uno de los rincones del mundo, le invadiera una gran desolación al no sentir el roce de su mano compartiendo, como antaño, la belleza del entorno.
En esa charla informal, animada por la grata compañía y el calor de los licores, iba departiendo ilusionada sobre sus futuros proyectos a llevar a cabo, casualmente, con el inicio del nuevo año. Entre ellas se encontraba la adquisición de una nueva y amplia vivienda en la que depositar todos los enseres acumulados en sus ires y venires de diferentes moradas y destinos. En este punto, Guillermo, el recién estrenado marido de la anfitriona, se la quedó mirando fijamente e interrumpiendo su exposición, sentenció con voz firme: “Niña, no importa cuan espaciosa sea tu nueva casa, ni tampoco lo enorme que sea el jardín que la rodea, ni lo lujosos que sean sus muebles, ni lo profunda que sea la piscina, recuerda: ALLÁ DONDE VAYAS, TUS FANTASMAS IRÁN CONTIGO”.
Aunque sintiera el calor de una lágrima resbalándole por sus mejillas, la sangre se le heló en las venas…
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1 comentario:
Los Guillermos siempre tan realistas jajajaja en este caso con toda la razón del mundo. El secreto para matar a un fantasma y así deje de incordiar nuestro futuro, es matar lo bello que aparentemente fue. Aparentemente pues siempre nos agarramos a lo bonito que fue y olvidamos lo malo justificando, así no. Hay que sacar la realidad a la palestra y nada de equilibrar. Hay que matar...¿para qué vivir entre fantasmas?, recuerdos que nos destrozan la esperanza cuando deberían estar bien guardados sus cadáveres putrefactos. Vayas donde vayas, te acompañarán...si no los matas y una vez muertos dejas que se pudran en un rincón de tu mente. Tu corazón seguirá bombeando.
Guillermo
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